En la industria de extracción de aceite, muchos productores se preguntan: ¿cómo aumentar la eficiencia sin sacrificar la calidad del producto final? La respuesta está en el prensado térmico, una técnica que no solo mejora la tasa de extracción, sino que también optimiza la estabilidad nutricional del aceite. En este artículo, te explico cómo aplicarla correctamente para lograr resultados medibles.
Imagina que tienes un fruto duro como una semilla de girasol. Si la presionas directamente, solo saldrá una pequeña cantidad de aceite. Pero si primero la calientas ligeramente (entre 60–85°C), sus paredes celulares se ablandan —como cuando remojas una nuez antes de pelarla— y el aceite fluye mucho más fácilmente. Esta es la clave del prensado térmico: “ablandar las semillas para extraer más aceite”.
Parámetro | Rango óptimo | Impacto en calidad |
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Temperatura (°C) | 60–85 | Mínima pérdida de vitaminas E y ácidos grasos esenciales |
Tiempo de calentamiento | 20–30 min | Evita la oxidación prematura del aceite |
Residuo de aceite (%) | ≤ 3% | Mayor rendimiento vs. prensado frío |
Un estudio realizado con una planta industrial en Argentina mostró que al usar esta estrategia, la tasa de extracción subió de 38% a 47%, lo que representa un incremento del 24% en producción diaria sin necesidad de invertir en equipos nuevos.
Muchos piensan que “más calor = peor calidad”. Pero eso no es cierto si controlas bien los parámetros. Con temperaturas entre 60–85°C y tiempos cortos, puedes mantener intactos los compuestos antioxidantes como la tocoferol (vitamina E). De hecho, en una fábrica de México, después de implementar un sistema de prensado térmico con control automático, el contenido de tocoferol bajó solo un 5%, mientras que el aceite tuvo menor acidez libre (< 0.5%) y mayor estabilidad durante almacenamiento.
💡 Consejo práctico: Usa una estrategia de calentamiento por etapas: primero a 60°C durante 15 minutos, luego a 75°C durante 10 minutos. Esto evita la sobrecalentación local y protege mejor los nutrientes.
El prensado frío (≤ 40°C) es ideal si vendes aceite premium para cocina gourmet o alimentos orgánicos. Pero si tu objetivo es alta producción, bajo costo operativo y buena calidad comercial, el prensado térmico es la opción ganadora. Por ejemplo, una empresa en Chile reportó una reducción del 18% en consumo energético y un aumento del 35% en capacidad diaria tras cambiar su sistema.
La clave está en entender que: “alta eficiencia no significa sacrificar calidad”. Con los parámetros correctos, puedes sacarle el máximo valor a cada grano de girasol.
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